En muchas localidades, en invierno es necesario contar con un buen sistema de calefacción para no pasar frío. O, en su defecto, con una estufa  (o varias). Estas, además de permitir colocarlas en el punto en el que más se necesitan, también pueden recogerse y guardarse en la mayoría de los casos cuando no se utilizan. Así se puede optimizar el espacio en verano o en días de más calor. Por su versatilidad, también son idóneas para climas en los que no haga tanto frío y solo haga falta caldear un poco algunas estancias de una vivienda.

Tipos de estufa
Los principales tipos que se pueden escuchar son los siguientes:

• Estufa eléctrica: es la más popular, aunque no la más eficiente, debido a su elevado consumo de energía. Disponibles en multitud de formatos y tamaños.
• Estufa de parafina: son estufas portátiles que utilizan la parafina como combustible para dar calor.
• Estufa de butano: es uno de los modelos más antiguos, y funcionan emitiendo calor producido por la combustión de gas butano, almacenado en una bombona en su interior. Son bastante potentes.
• Estufa de pellets: para producir calor esta estufa quema pellets, un combustible muy calorífico. Es adecuada para estancias de grandes dimensiones y no necesita apenas mantenimiento.
• Estufa de leña: utilizan la combustión de leña, papeles, ramas y otros elementos para dar calor. Son las más populares, aunque necesitan mucho mantenimiento.
• Estufa de biomasa: quema compuestos formados a partir de materia orgánica para dar calor. También son adecuadas para espacios grandes.
• Estufa de aceite: incluye un aceite específico para producir calor que no es necesario cambiar. La mayoría utiliza energía eléctrica como fuente de calor.

Qué tener en cuenta antes de comprar una de segunda mano

Para empezar, tendrás que tener en cuenta tanto el nivel de frío que hace en la estancia en la que quieras colocarla, y su tamaño. En función de ambos aspectos tendrás que elegir una estufa de uno u otro tipo, por su potencia.  También deberás tener en cuenta su mantenimiento y tipo de combustible, por si en algún caso es incompatible con el tipo de vivienda. Con todo esto en cuenta, y la estufa elegida, revisa su funcionamiento y mecanismo de emisión de calor, que será distinto para cada tipo.

Si funciona bien, es el momento de echar un vistazo a su exterior y ver que no tiene golpes, arañazos u otro tipo de daños. Si tiene ruedas, comprueba que no están atascadas y se desplaza de un punto a otro con facilidad.