Una lavadora es un electrodoméstico que se encuentra en una inmensa mayoría de viviendas, ya sea en la cocina, en un cuarto de plancha y lavado o en una despensa. Su mecanismo básico es un tambor hueco unido a un motor que le hace dar vueltas, y en el que se coloca la ropa sucia. Ahí es donde también se mezcla el agua con el detergente, que se emplea para limpiar la ropa, y donde, por último, se aclara y centrifuga la colada. Para acceder al tambor se utiliza una portezuela, que puede ser frontal o estar situada en la parte superior de la lavadora. Todos los modelos actuales cuentan con un sensor de bloqueo que impide su apertura durante el lavado.

 

Los motores que mueven el tambor suelen estar situados por debajo o por detrás de este, y comunican el movimiento mediante un sistema de correas. No obstante, hay modelos que cuentan con un sistema de tracción directa, en el que el tambor y el motor forman una sola pieza. Algunas lavadoras también realizan una doble función de secado, que se lleva a cabo tras el lavado.

 

Lavadora: cómo ha llegado hasta aquí
Aunque parezca un electrodoméstico moderno, lo cierto es que la primera patente de una lavadora se otorgó en 1690, y el de la primera con tambor giratorio llegó en 1782. Pero no fue hasta el siglo XX, en 1904, cuando se comenzaron a anunciar lavadoras eléctricas en Estados Unidos. Ya en 1940, el 60% de los hogares en EEUU tenían una, y en 1960 está presente en multitud de viviendas. En Europa Occidental, la lavadora se populariza sobre todo a partir de dicha década.

 

Desde entonces ha evolucionado mucho, hasta modelos modernos que cuentan con carga de gran capacidad, que consumen cada vez menos agua y que son capaces de funcionar con un consumo reducido de energía.

 

Qué tener en cuenta al comprar una lavadora de segunda mano
Lo primero que hay que revisar es, sin enchufarla, es que el tambor de la lavadora gira sin obstáculos. También que no presenta óxido en su interior. A ser posible hay que observar su funcionamiento durante un lavado, para comprobar no solo que lava la ropa. También que no vibra demasiado durante el centrifugado y que no hace mucho ruido.

 

Dado que en la actualidad hay modelos de distinto grado de consumo energético, hay que comprobar que sea del grado que indique un consumo bajo. Y si puede ser, que gaste una cantidad ajustada de agua.