Piscina de segunda mano

Las piscinas son recipientes o bien construcciones diseñadas para poder bañarse en ellas, nadar o también, cuando su tamaño es mayor, practicar deportes acuáticos. Dentro de estas es posible distinguir entre diversos tipos, según sean sus características.

Características generales de las piscinas
Las piscinas son depósitos artificiales que se llenan de agua para fines recreativos, decorativos o deportivos. Es decir, se utilizan para darse un baño, generalmente en las estaciones de calor o también para practicar deportes como la natación u otros juegos acuáticos.

Sus características, así como sus tamaños son múltiples y muy diversos, ya que dependen del tipo y de la finalidad que tengan. En las viviendas particulares se utilizan aquellas hinchables o desmontables, de forma que pueden montarse y desmontarse a conveniencia. Las más comunes están fabricadas en poliéster, pero también las hay con estructuras de metal, que ofrecen una resistencia mayor.

En lo que respecta a los clubes deportivos, se utilizan piscinas de dimensiones mayores que hacen posible el uso simultáneo por diferentes personas. Algunas incluyen techos y una regulación de la temperatura del agua, y reciben el nombre de climatizadas.

No obstante, este tipo de piscinas de mayor tamaño y una estructura fija también pueden construirse en las viviendas. Puesto que consisten en una obra, es necesario contactar con una empresa especializada en este servicio.

Qué tener en cuenta al comprar una piscina de segunda mano
Si se desea disfrutar de una piscina de segunda mano, hay que conocer en primer lugar qué tipo se está buscando. Esto es, si una piscina hinchable, desmontable o si se prefiere una fija de obra. En ese caso, será una nueva construcción.

El espacio disponible será el requisito más importante a tener en cuenta, y lo que habrá que valorar, además del estado de conservación, a la hora de elegir una piscina de segunda mano. Las dimensiones, así como las formas son variadas, y tendrán que adaptarse a las de la vivienda.

Con esto, habrá que valorar que no esté picada y que no tenga golpes o desperfectos que puedan afectar a su estructura o a su funcionamiento. Lo ideal será verificarla montada. Y si cuenta con sistemas para la limpieza, comprobar también que no están estropeados.