Las raquetas de nieve son utensilios que se sujetan directamente a las botas para el mismo terreno y que permiten el desplazamiento sobre este con una mayor rapidez y comodidad. Se utilizan principalmente para practicar alpinismo y montañismo durante la temporada de invierno.

Características generales de las raquetas de nieve
El funcionamiento de las raquetas de nieve consiste en distribuir el peso de la persona que las lleva sobre una superficie de mayor tamaño que la del calzado. De este modo, se evita que los pies se hundan en la nieve, favoreciendo así el desplazamiento.

El modelo tradicional se fabrica con un marco hecho en madera dura y con cordones que son de piel. Sin embargo, los modelos más modernos se realizan con otros materiales de mayor ligereza, como algunos metales, o bien constan de una única pieza de plástico.

Otros elementos que incluyen son un eje pivotante, que permite unir el pie con la raqueta en la parte delantera al tiempo que se levanta el talón y se flexiona la rodilla; cuchillas de pequeño tamaño en la suela que permiten el agarre a la nieve o el hielo; un gancho en la parte delantera para la misma función en los descensos, y un alza en la parte trasera para favorecer el descanso en las subidas, ya que reducen la inclinación del pie.

En cuanto a las dimensiones de las raquetas de nieve, estas oscilan entre los 50 y los 60 cm. El tamaño de estas variará en función de si se trata de hielo o nieve y del tipo y la dureza que esta tenga. Además, también puede haber diferencias en cuanto a la forma y a la sujeción.

Por norma general, las raquetas se diseñan para pendientes que no superen los 25º de inclinación. A medida que esta aumenta, más complejo se vuelve el ascenso, pero más difícil resulta bajar. Las indicadas para alta montaña son aquellas con una forma más estrecha y con las puntas en la parte delantera y por debajo.

Qué tener en cuenta al comprar raquetas de nieve de segunda mano
Las raquetas de nieve de segunda mano deben ser en primer lugar de nuestra talla. En segundo lugar, deben adaptarse al tipo de montañismo y de nieve o hielo por el que vamos a caminar. Por último, conviene comprobar que están en buenas condiciones y que no presentan un desgaste elevado, ya que dejarían de cumplir con su función.