Las puertas son uno de los elementos más importantes en cualquier edificio. Ya sea de viviendas, una casa familiar, una fábrica o un edificio de oficinas, las puertas son un elemento vital para permitir el acceso a su interior. Pero también para bloquear el acceso a todo el edificio o bien a diversas estancias del mismo. Se pueden fabricar de materiales muy diversos, y así encontramos desde las de madera hasta puertas de aluminio.

 

Estas últimas, gracias a las propiedades del aluminio, se caracterizan por ser de gran resistencia. Esto es fundamental para aportar un añadido de seguridad a las puertas. Cuanto más complicado es forzarlas, más se lo piensan los amigos de lo ajeno en intentar abrirlas a lo bruto. Y menos ganas les dan de hacerlo. Sobre todo si tienen localizadas otras no tan seguras.

 

Eso sí, no hay que dar por hecho que una puerta de aluminio es una puerta blindada. Este tipo de puertas cuenta con diversos mecanismos de seguridad, muchos más que los que lleva una puerta de aluminio convencional, que no está lo bastante reforzada como para considerarse blindada. Para conseguirlo, hay que agregar varios sistemas de defensa a la puerta de aluminio.

 

Además, se puede conseguir sin que la puerta sea muy gruesa. De hecho, gracias a que el aluminio es muy maleable, se pueden conseguir puertas muy finas pero muy resistentes al mismo tiempo. Esto es ideal para colocar puertas en paredes muy final.

 

Otra de las propiedades de las puertas de aluminio es que, al ser este material un mal conductor, funciona como un aislante ligero. Así, no deja pasar a su través ni el calor ni el frío, y si se les aplica el tratamiento adecuado, tampoco el ruido. En cuanto a su estética, no tiene por qué ser metálica, puesto que este tipo de puertas permiten combinar materiales. Por ejemplo, aluminio con madera.

 

Qué tener en cuenta al comprar puertas de aluminio de segunda mano

• Revisar no sólo su aspecto exterior. También sus sistemas de enganche a la estructura de la puerta.
• Comprobar que su pomo está firme y bien atornillado. Y que tanto la cerradura como la llave funcionan bien.
• Hay que asegurarse de que sus dimensiones son las adecuadas para el espacio disponible para la puerta.