La consideración de monedas antiguas hace referencia, generalmente, a aquellas que no son ya de curso legal. Es decir, a aquellas que ya no estén en circulación y sean objetos de coleccionista. En general, se consideran monedas antiguas tanto a las que tienen varias décadas de antigüedad pero ya no tienen valor comercial (aunque sí en coleccionismo), como las pesetas, como a las procedentes de civilizaciones ya desaparecidas, o a las que aparecen en las excavaciones griegas y romanas.

Tipos 
Además de por el material con el que se fabricaban, las monedas antiguas suelen clasificarse en función de la civilización o el país en el que se utilizaban. Algunas de las principales son las siguientes:

• Monedas antiguas romanas: muy apreciadas en arqueología, las principales son el áureo (de oro), el denario (de plata), el sestercio y el dupondio (de bronce) y el as (de cobre). Se utilizaron durante seis siglos, hasta el III después de Cristo.
• Monedas antiguas de España: a lo largo de la historia de España se han utilizado multitud de monedas, de las que varias cuentan en la actualidad con gran valor numismático. Entre ellas están los escudos, los doblones, las onzas (de oro u otros metales), los excelentes, los centenes o los reales. Y por supuesto, las pesetas con cierta antigüedad. Las monedas de pesetas más modernas todavía no cuentan con mucho valor.
• Monedas antiguas británicas e inglesas: fundamentalmente libras, peniques y coronas. Las que son más apreciadas son las de los siglos XVII y sucesivos.

Qué tener en cuenta a la hora de comprar monedas antiguas de segunda mano
Uno de los principales aspectos que hay que valorar a la hora de comprarlas, aparte de su autenticidad, es su antigüedad. Para el primer caso, es conveniente contactar con un especialista en numismática para que les eche un vistazo. Si es auténtica, existen varios catálogos que pueden dar una pista sobre su valor. Pero en él también influye su estado, e incluso si se ha producido algún error al acuñarlas, lo que sube su valor.

En el caso de las monedas de civilizaciones antiguas, como la romana o la griega, tienen un valor prácticamente incalculable. Además, no es muy frecuente encontrarlas a la venta.