Los coches deportivos son modelos de automóviles, caracterizados por su diseño aerodinámico y por estar concebidos para circular a gran velocidad. Muchos de ellos tienen únicamente dos plazas y dos puertas, aunque otros tienen cuatro asientos. Eso sí, en este caso también es habitual que tengan dos puertas. En ocasiones se les suele confundir, por el lenguaje empleado al hablar de ellos, con los coches de carreras, aunque presentan muchas diferencias.

La primera, y principal, es que los coches deportivos están diseñados y preparados para poder circular por una vía pública. No solo por su velocidad y diseño. También por sus prestaciones. En cuanto a sus diferencias con los automóviles convencionales, los coches deportivos suelen ofrecer una velocidad máxima mayor, así como una aceleración más potente. Lo mismo que su sistema de freno. También cuentan con una carrocería que es una de sus señas de identidad, generalmente en formato cupé y/o descapotable. Además, su nivel de adherencia a la carretera es mayor y cuentan con más caballos de potencia. Su suspensión y su caja de cambios también están modificados para este tipo de vehículo.

Generalmente, los coches deportivos suelen pertenecer a los modelos de gama alta de numerosas marcas. Incluso hay fabricantes, como Porsche o Ferrari, que se dedican exclusivamente a la fabricación de este tipo de vehículos. Pero hay coches deportivos de prácticamente todas las gamas.

Los deportivos, también llamados roadster cuando son descapotables, se caracterizan por un tamaño cercano al de automóviles de otros segmentos. Eso sí, su carrocería está generalmente a un nivel más bajo. También hay deportivos con techo descapotable en parte, con un panel desmontable. Estos reciben la denominación de targa.

Los deportivos fabricados por varias marcas norteamericanas presentan algunos modelos conocidos como 'muscle car', que se caracterizan por contar con motores de gran potencia en carrocerías convencionales. Muchos tienen incluso cuatro puertas.

Qué tener en cuenta al comprar coches deportivos de segunda mano

• Comprobar el estado de su carrocería, ruedas, motor, etc.
• Revisar que su documentación está en regla y no tiene ninguna carga pendiente.
• Si es posible, probar el coche en carretera junto con su propietario para asegurarse de que no tiene problemas ocultos.